Hombre de día.
Vedette de noche.
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Hija perfecta para su familia.
Traidora en su trabajo.
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Abogado intachable, político promisorio.
Padre tirano y maltratador.
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Anonimato. Muchas vidas. Todas simultáneas, o vividas en forma sucesiva. Si la esperanza de vida hoy es del doble que hace 100 años, podemos pretender vivir varias vidas.
Eso sí. Esto es posible en una gran ciudad, en donde, según los horarios en que uno se maneja, se detectan distintos personajes.
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Donde termina la luz blanca y brillante que sale del interior de las librerías casi 24 horas de la Avenida Corrientes, empieza la penumbra. Allí se mueven rostros de personajes urbanos, historias... uno puede verlos si lleva la mente atenta y el oído al acecho capta palabras y fragmentos de conversaciones que permiten reconstruir toda una historia; sumando pasajes de propia creación, claro.
Y mientras en las veredas públicas uno ve el teatro de la vida, dentro de los edificios ocurre lo mismo, sólo que a cambio de plata.
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